Tras dos décadas rodando por las carreteras con Tachenko, La Costa Brava y Francisco Nixon, el zaragozano emprende sus primeros pasos en solitario con ‘¿Qué haces tan lejos de casa?’ un disco-libro en el que Ricardo Vicente aborda con ironía y fantasía su última gira acompañado.
De su experiencia con Francisco Nixon y The New Raemon, en aquel El problema de los tres cuerpos (Cydonia/Playas de Normandía/Marxophone, 2012) tan bien recibido por el público se podría decir que surge su primer proyecto como solista, un libro, ‘¿Qué haces tan lejos de casa?’ (Bandaaparte/Marxophone, 2013) y un disco homónimo.
Fue, por un lado, «intentar buscar razones en ellos (Fran y Ramón) que me ayudaran en mi primer trabajo en solitario». Por otro, fue darle cuerpo a una idea que fue tomando forma a lo largo de la gira.
«Quería que fuera un ambiente y un formato distinto para cubrirme con él la vanidad y el miedo», explica durante una entrevista conwww.mainstreamycontracultura.com.
La metodología para hacer frente el proyecto se la dio la música. «El timing de las grabaciones (de discos) es el único que funciona conmigo», confiesa pese a reconocer que la pelea contra la literatura es la que uno mantiene consigo mismo.
«Al contrario de lo que me dijo Fran: ‘Escribe como si no tuvieras familia’, yo escribo un poco pensando en que, en el fondo, tengo familia». Y añade: «Uno tiene que escribir como el Oráculo de Delfos, primero conócete a ti mismo y luego hazlo, porque como te arrepientas a mitad del libro a lo mejor no quieres volver a escribir en tu vida».
Las prosopopeyas, los giros, tropos e ironías son en definitiva quiebros que Ricardo Vicente hace a lo largo de la novela para colarnos un tabú por la escuadra. Por ejemplo, la adicción. «Cualquier cosa a la que me dedique de una forma obsesiva y compulsiva, en las relaciones personales o profesionales, es algo que causa bastante dolor».
«Casi son más peligrosas las otras adicciones que cualquier tópico del rock and roll», bromea un artista que dice no hacer ninguna cosa bien de la que no sea adicto. «Todas las demás, las hago fatal».
Al final, lo reconoce: «Empezar una carrera en solitario es como volver a lo que siempre te ha creado una adicción». Aún así «volver a casa siempre hayque volver, no puedes seguir amando comer Cheetos en la furgoneta, porque entonces está pasando algo malo».
«Si te crees que estás subiendo o bajando escalones, lo más normal es que lo pases fatal con cualquier cosa que ocurra», dice, consciente de que en cierto modo, la vida del músico «es una vida regalada»: «No llevarías la misma vida que llevarías si no hicieras esto».
«Todo el que se dedica a esto siente el miedo del por qué. La casuística que me he encontrado es que es o por miedo o por vanidad. Si es por vanidad tienes que saber que no tiene por fin y si es por miedo tienes que saber que no se calla nunca», sentencia, que parece haber encontrado la clave: «asumir la patología».