Nacho Vegas: «No hay oportunismo en la protesta de los músicos»

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El asturiano Nacho Vegas vuelve con ‘Resituación’ (Marxophone, 2014) a incidir en esas canciones de corte pop e inspiración folk a las que nos viene acostumbrando desde ‘La Zona Sucia’, aunque quizá con algunos guiños de más a la situación política, social y económica actual.

   «Es verdad que el título puede llevar a pensar que estaba en algún lugar y que hay un movimiento muy brusco, igual que hay una ruptura aparente entre las letras que hacía hace unos años y ahora, pero tiene más que ver con algo que sucede pensando en el oficio de hacer canciones», explica Nacho Vegas en una entrevista con www.mainstreamycontracultura.com

   «Es aprender a mirar el mundo, intentar tener la capacidad de cambiar un poco la perspectiva de los cuatro temas universales que siempre tocas de diferente manera, porque el mundo cambia a tu alrededor y corres el riesgo de acomodarte en una manera de hacer las cosas. Intentar renovar esa mirada es una manera de hacer que la música siga viva».

   «No quería ser especialmente retorcido con las canciones. Cuando escribía canciones dejaba que se fueran escribiendo a sí mismas y se convertían en canciones río, muy retorcidas y oscuras. En estos últimos tres años intenté que la mirada de las canciones fuese más hacia fuera que hacia dentro y eso requería podarlas».

   Así, buscando la esencia de sus composiciones, Nacho Vegas ha ido siguiendo la estela de «esas canciones tradicionales que se transmiten por vía oral y que son muy sencillas, pero que tocan teclas emocionales de una manera muy pura».

 «NO ES MI DISCO MÁS POLÍTICO»

   En este sentido, el artista pone en duda ciertos aspectos de este disco en los que unos u otros han recalado con más ahínco. «Ni creo que este disco sea el más político, ni creo que los anteriores no lo fueran en absoluto, aunque supongo que es normal que se carguen las tintas sobre algunos temas si tienen más relevancia por una cuestión de actualidad o porque dan más morbo. En otros casos se cargaron las tintas sobre otros temas que tampoco estaban tan presentes en mis discos, como las drogas, por ejemplo».

   «Noto que en lugar de partir de relaciones más íntimas el disco habla más de relaciones sociales y al ser un disco de personajes las relaciones que entablan unos actores con otros son distintas a las que podían entablar en un disco como La Zona Sucia, que partía desde la primera persona, en un tono más confesional. Pero supongo que decir que es un disco político es algo reduccionista».

   «Yo no percibo nada de oportunismo en la protesta en la música, a pesar de que esto es una conversación recurrente últimamente. Al contrario, lo que me resultaría raro es que nadie hablara de lo que está pasando», alega.

   «Quieres hacer canciones y tu materia prima es tu vida, entendiendo ésta como tú en un mundo y todo lo que te rodea. Entonces tienes que hablar de lo que está sucediendo. Lo extraño era que hace diez años nadie hablara de ello, se dedicara a mirar hacia otro lado y que hubiera esta especie de resignación autoconvencida. Eso, en cierto modo, era más oportunista que ahora que la gente está hablando de ello, sin embargo nadie llamaba oportunista a quien hablaba de paseos en bicicleta cuando la gente vivía instalada en una precariedad social realmente insoportable».

   ¿De qué sirve protestar en las canciones?: «Para entrar en comunión con un montón de gente. A mi las canciones me sirven para sentir que lo que se expresa en esas canciones es un sentimiento común y eso sirve para constatar que estás vivo y para empoderarte de alguna manera. Creo que esa es la función de la música popular».

«LA MÚSICA ES LENGUAJE PREVIO AL IDIOMA»

   «La música popular habla más de sentimientos colectivos que de sentimientos individuales o por lo menos el viaje que se hace es desde lo particular hacia lo colectivo. La música es un lenguaje previo en cualquier sociedad a los idiomas, por eso tiene tanto poder».

   Vegas ha continuado con un proceso que inició tras ‘Actos Inexplicables’ (Limbo Starr, 2001) de ir deshaciéndose de la primera persona, que «te limita mucho a la hora de escribir». «Es más factible cuando vas creando personajes y a la vez vas dándole tú voz a esos personajes. Estás hablando de ti, pero te permite distanciarte de ellos y mirar las cosas de otra manera».

   Unas canciones que, siguiendo la tónica habitual del estilo de Nacho Vegas exploran esa línea «que separa lo que puede estar permitido contar en una canción confesional de lo que es puramente impúdico». «En el disco planea un poco la vulnerabilidad que tenemos todos y lo indefensos que estamos», señala el autor poniendo como ejemplo la canción de Adolfo Suicide, «lo más cercano a una canción de amor» que hay en el álbum.

   En otras, como ‘Un día usted morirá’ o ‘La vida manca’, Vegas vuelve a la muerte «como una excusa para celebrar la vida». «Al final las cosas más importantes son las más frágiles, igual que el amor, que sabes que siempre puede acabar. La vida es igual, sabes que se va a acabar y eso hace que sea inevitablemente algo muy poderoso; por eso hablar de la muerte es un buen motivo para reivindicar la vida», al más puro estilo de Antonio Gamoneda.

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