Música sin más pretensión que llevarte a la pista de baile, hecha con los cuatro elementos básicos que marca el género y con la honestidad de dos hermanos venidos desde Valencia que consiguieron llamar la atención del mismísimo Carlos Raya. No llevan banderas, pero dejan bien claro que hay vida después del tunning, el bacalo y Gandia Shore. Ovidi y Álvaro Tormo decidieron un día empezar a trabajar por su cuenta. Dejaron Los Perros del Boogie y se pusieron a ello. De su etapa anterior se llevaron una amistad con Carlos Tarque -con quien grabaron aquel De nada sirve hacerse mayor- que les llevó a los estudios Disfraz y a cultivar una nueva amistad con Carlos Raya.
Así, tras año y medio de trabajo, el resultado es su álbum debut como Los Zigarros, editado por Universal y que definen como un álbum «de rock and roll auténtico, fresco y honesto» y, sobre todo, grabado en directo, una de las virtudes de este disco que suena a Tequila, Los Rodríguez y a Pappo Napolitano, a AC/DC, a Jet y a Chuck Berry. «Es un disco cortito, pero mola que te quedes con ganas de más», dicen durante una entrevista a www.mainstreamycontracultura.com los dos hermanos, que se fueron instalando en casa de Carlos Raya por temporadas para ir avanzando en la producción del disco. «Nos dio mucha confianza y tranquilidad», señalan sobre su trabajo con un mítico de la escena rock.
«Siempre habíamos querido trabajar con alguien que hiciera más de productor que de ingeniero, alguien que trabajase con la cabeza, que opinase sobre lo que hacemos. Nos encanta que el productor dé su toque al disco», señala Ovidi, recordando que cuando Carlos Raya descartaba una idea era «porque siempre tenía razón, el muy cabrón». Los Zigarros se presenta como un álbum sin más pretensiones que hacer bailar al personal. Así lo demuestran en su single Hablar, Hablar, Hablar o con canciones como Cayendo por el Agujero o Dispárame. Lo único que tenían claro es que lo que querían hacer era un disco de rock and roll.
«El 70 por ciento en el rock es la actitud. Si tocas Highway to Hell sin ganas la convertirás en una puta mierda de canción, pero si sales a por todas reavivarás esa llama del rock», dice Álvaro, que cree que Los Zigarros rezuman actitud por los cuatro costados, algo que han logrado trasladar al álbum gracias, precisamente, a su trabajo en el estudio. Un trabajo que ha consistido, en gran parte, en no tocar mucho el producto inicial. «La calidad sonora del disco y los instrumentos que utilizamos eran de gran calidad, pero suena crudo porque creemos que es como tiene que sonar el rock, un poco sucio», explican los músicos, que creen que haber grabado en directo las canciones ha «capturado mejor esa esencia» tan rock and roll.
Es el caso, por ejemplo, de No obstante lo cual, una versión de Riff que tocaron «para calentar un día» y que Raya decidió que debía incluirse tal cual había salido en la primera toma. «En algunas canciones cuando intentábamos mejorarlas, no sonaban igual. Sonaban bien ejecutadas, pero fuera de onda, la primera toma parecía mucho más auténtica». Apasionados del rock, los hermanos Tormo creen que sería injusto para su colección de discos dar referencias concretas sobre su estilo. «Nos gusta el rock and roll de todas las décadas, menos del 2000 para acá, porque creo que desde Nirvana no ha vuelto a haber ninguna banda de rock», sentencia Álvaro, que añade: «si nos dejamos de hostias el rock and roll es lo que es».
«El rock es muy directo, son cuatro elementos y si le metes más… es como la paella: Si le pones piña y guisantes será arroz, pero no paella», bromea el músico, que cree que «otra cosa son las modas y que se vaya tiñendo de lo que sea y vaya evolucionando, pero el rock es lo que es y lo tiene que entender todo el mundo». «El rock tiene algo primario que hace que te muevas sin necesidad de ser un catedrático de nada», señala, mientras su hermano puntualiza: «el rock es salir a bailar, las chicas, beber». «Curras toda la semana en un trabajo que odias y te vas el fin de semana a escuchar rock porque necesitas airearte, divertirte y olvidarte de todo».
A su juicio, en la última década «se nos ha intentado vender una cosa que no es rock», cuando en realidad, como el folclore es algo mucho más sencilla de lo que parece. «Si profundizas demasiado empiezas a perder la esencia primaria que debe tener el rock. Escuchas un tema de Elvis Presley durante 15 segundos y lo baila tu abuela, tu madre y tu hermana pequeña, eso es lo que queríamos recuperar nosotros», sentencia Ovidi. «Y dejarnos de hostias y olvidarnos de todo», puntualiza Álvaro, «porque miras por la ventana y está todo muy pesado, muy aburrido, muy denso. El rock and roll tiene la capacidad de absorber todo eso «.
Quizá por ello, al fichar por una multinacional nadie se ha opuesto a que sigan haciendo lo que hacen, «sino todo lo contrario, nos han pedido más sexo, más drogas y más rock», bromean, mientras reconocen: «lo que hemos hecho se lleva haciendo 50 años, no hemos inventado nada, simplemente es que el rock hace que los pies se te vayan solos».