La Sala Berlanga de Madrid acoge este viernes 21 de junio la presentación en directo de ‘Canción de amor de un día’, un proyecto encabezado por Javier Corcobado y con la colaboración, entre otros, de Vetusta Morla, Manuel Alejandro, Fino Onoyarte, La Muñeca de Sal, Julio de la Rosa, Cristina Lliso, Atom Rhumba, Cathy Claret, Suso Saiz, Jesús Alonso y Motel 3, Javier Almendral, Gonzalo Lasheras y Aviador Dro.
‘Canción de amor de un día’ es una obra conceptual de 24 horas sin interrupciones. Un macro-álbum dividido en 100 cortes con la posibilidad de ser fraccionado y así tener dos opciones: la continua y la discontinua. La presentación va más allá de la puesta en escena de un concierto al uso y contará con materiales de diferentes disciplinas artísticas que han formado parte del proyecto. Con el nombre de ‘Pequeño preludio (inmortal)’, se ha planteado un espectáculo multidisciplinar de dos horas de duración en las que se mostrarán fragmentos musicales de la obra así como textos, imágenes, intimidades, fotografías y versos que han alimentado la composición del proyecto, en el que colabora la Fundación Autor de la SGAE y que reúne a 42 autores.
Dirigido por Juan Navarro, que ya ha trabajado con anterioridad con La Fura dels Baus, Roger Bernat o Rodrigo García, Javier Corcobado estará acompañado por otros tres músicos que han formado parte de esta aventura, Jesús Alonso, Javier Almendral y Gonzalo Lasheras, además de la actriz Agnés Mateus y Aintzane Aranguena. «En el año 2003 comencé a imaginar una canción que durara 24 horas: pulsar play a las nueve de la mañana de un día cualquiera y que la reproducción terminara a la misma hora del día siguiente. Escribí sobre los efectos que podría producir en el oyente, su función y repercusión sociales y la manera de elaborarla. Pronto comprendí que, aparte de abordar la génesis de una obra inédita, también estaba estableciendo un nuevo formato para la creación musical», expone Javier Corcobado. Para Corcobado, «se trata de un proyecto musical inédito hasta el día de hoy». «Timbres, frecuencias, ritmos, melodías, disonancias, tendencias y estilos, ya registrados anteriormente en la Historia de la Música, y otros aún desconocidos, aplicando así una dosis considerable de experimentación e innovación, empleando una instrumentación acústica, eléctrica y electrónica, así como fuentes de sonido provenientes de la realidad: ruidos cotidianos y sonidos de la naturaleza», describe el autor.