Guache & Marcelo Pull son el dúo más raro e inquieto del panorama musical.
Después de varios discos con canciones que oscilaban entre lo abiertamente humorístico, el panfleto directo y cierto bizarrismo ácrata y noctámbulo, en este disco, Ballet volcánico, dan paso a otro tipo de exploraciones (tanto como el blues y el rock les interesan compositores como Schoenberg o Stockhausen), a unos cantos explosivos, enérgicos, contundentes, danzantes en su enfebrecida pasión, plenos de una gran potencia poética. Aparece en ocasiones (Hipnótica –elegía cumbre, canción quevedesca de amor más allá de la muerte-, Intemperie…) una reflexión sobre la ausencia, el tiempo y la memoria a partir de la evocación, los fantasmas del pasado, la fascinación del recuerdo como algo que vuelve una y otra vez de una forma misteriosa, obsesiva y espectral.
Desde homenajes a Quevedo, con el grado justo de ironía, hasta sugerentes delirios y toques de cierto humor marca de la casa, Guache & Marcelo Pull han profundizado en su estilo propio y verdaderamente reconocible (no olvidemos su “invento” en discos anteriores: el “soneto blues”). La intensidad interpretativa y musical, cargada de significados, está a tope, alcanza cotas apabullantes. Sí, son canciones intensas, frenéticas, liberadoras, misteriosas e hipnóticas, hechas -como quería Unamuno- desde lo más hondo de las entrañas, “con todo el cuerpo, y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida¨. Canciones arrasadoras y abrasadoras como la erupción de un volcán. Un álbum de gran hondura, apasionado y apasionante. Un aullido de rock.
