Tras unos últimos meses más que ajetreados tocando por todo el territorio español presentando su disco homónimo, Freedonia regresan a la capital este viernes 4 de octubre para actuar en la sala Joy Eslava de Madrid, en un concierto que servirá para presentar a su nueva vocalista, Mayka Sitte. Una fiesta de música soul, un género cuya clave es que es «música hecha desde el corazón», según asegura a Europa Press el bajista Fran Panadero.
Mientras trabajan en lo que será su segundo álbum, los madrileños Freedonia estrenaron hace unos días un single titulado ‘Begging You’, en el que se reafirman como una maquinaria soul perfectamente engrasada y que busca la conexión con su público a través de la música por encima de todo, algo especialmente loable en una época en la que «muchas producciones persiguen un fin mercamente económico».
«La respuesta y la implicación del público hace que tengamos mucha energía para seguir trabajando», relata Panadero, para después añadir: «Nuestro enfoque es que el público forma parte en sí mismo del show, tratamos de escuchar lo que les gusta y lo que no, no son meros espectadores, sino que son parte activa del proyecto. Esto hace que cada concierto sea único y que la energía se desborde, es una maravilla».
Para el bajista, la «clave» del soul es que es música «de personas para personas», algo que «no tiene nada que ver con la edad». «Tenemos público de todo tipo y eso nos encanta, hay mayores y jóvenes», recalca tras ser preguntado acerca del interés de las nuevas generaciones en un género con muchas décadas de vida a sus espaldas.
Sobre el cambio de vocalista vivido en el seno de la formación, Panadero resalta que la transición hasta llegar a Mayka ha sido «muy natural y positiva», puesto que ya formaba parte de su equipo. Además, agrega que ella tiene «una gran capacidad de esfuerzo y trabajo», así como un «gran corazón».
Después de citar como referentes a Sam Cook, Ray Charles, Otis Redding o Marvin Gaye, entre otros muchos, el bajista termina asegurando que Freedonia, actualmente en su séptimo año de vida, es un proyecto a «largo plazo», con el que sus miembros buscan poder trabajar en su música «en comunidad de forma sostenible y duradera, creciendo juntos como músicos y como amigos».