Comercial hasta decir basta. Las pintas, retro extravagantes, y Olli Herman sobre-actúa. Aparece una nueva canción de Reckless Love, y la comunidad rockera se divide en tres frentes: quienes los odian por excesivos y azucarados, los indiferentes a quienes el tema les hace cierta gracia, y los que dan palmas con las orejas y dejan que el estribillo campe a sus anchas en sus tímpanos durante horas. Y a mi, sinceramente, me parece que en tiempos grises, hace falta más rock colorido.
Cuando el sucedáneo de Dave Lee Roth, Olli Herman abandonó Crashdiet y formó Reckless Love, dejó anonadados a los seguidores de los primeros. Que tras un disco tan guitarrero como The Unattractive Revolution apareciera un videoclip como el de «Beautiful Bomb» era, cuanto menos desconcertante. Pero lo cierto es que enganchaba, aun con su sobredosis de pomposidad, azúcar, colores y chulería ochentera. Hoy, ya cuentan con dos discos de glam rock fresco, con guitarras, coros pop y un gran éxito en Finlandia y parte de Europa.
Claras influencias de Def Leppard, Bon Jovi y Poison en cada una de sus composiciones, y unos directos en los que lucen como en las fotos promocionales y dan un gran espectáculo de poses. Eso es Reckless Love, una re-encarnación de la estética más excesiva de los ochenta en una banda que pare hit tras hit, donde mandan las melodías y el sonido moderno. Reckless Love es el rock melódico más divertido, sin complejos, y auto-consciente que se puede escuchar en la actualidad. No hablan de mucho, aparte de las chicas, la noche, la fiesta y el amor, pero más a menudo de lo que queremos admitir, viene bien poner el cerebro en off y dejarse llevar por composiciones que te llevan de la mano, como lo es este nuevo single, «Night On Fire».
A pesar de que la banda había anunciado nuevo disco para marzo del presente año, lo que ha aparecido a 26 de abril, es un nuevo single acompañado de videoclip. El adelanto es más de lo mismo, aunque he detectado menos golosinas en la mezcla, y los coros son más rockeros que poperos. El tema es pegadizo como pocos, a la primera escucha acampa en el cerebro. El sonido es espectacular, y si gusta desde el principio, es el adelanto perfecto para abrir boca mientras esperamos más información. Suena tan fresco y veraniego que es difícil intuir que la banda proviene de la fría Finlandia, y nos hace augurar un disco similar a sus dos anteriores entregas.
La banda cosechó un sello propio del que no piensan desprenderse, y tienen muy claro su papel en el panorama: el de divertir, airear conciencias y un buen rato de desinhibición. Lo hacen tan bien, que jamás me atreveré a pedirles más.
fuente: cucharasonica