Actores: Jared Leto, Jennifer Garner, Matthew McConaughey
País: Estados Unidos
Año: 2013
Genero: Biográfica
Cuando el cine ya lo ha hecho todo, las eternas temáticas del séptimo arte y la literatura siguen sin agotarse a partir de reinventarse. Podríamos decir que “la lucha por la vida” es un tema abordado por centenares de films que, en algún punto, siempre logran identificarnos a todos; porque, tarde o temprano, todos vamos a morir, el problema y el apremio aparecen cuando sabemos exactamente cuándo sucederá y qué nos matará. Ron Woodroof no es un hombre valiente (al comienzo) es un don nadie, un homofóbico siguiendo las reglas de una sociedad hiper machista que se divierte entre drogas, alcohol y mujeres. Ese será nuestro héroe, que con sólo una visita inintencionada al médico se entera que está enfermo de sida y que sólo le restan 30 días de vida. Dallas Buyers Club es una película biográfica que pone sobre el tapete los prejuicios sobre el sida, la desinformación, los aprovechamientos de las grandes empresas y las vivencias individuales tanto como colectivas.
Dallas Buyers Club es otra de las películas que estuvo nominada este año a Mejor Película en los Oscars (y a otras categorías más) y se llevó los galardones de Mejor Actor (Matthew McConaughey), Mejor Actores de Reparto (Jared Leto) y Mejor Maquillaje, en causa justa; ya que a pesar de que ésta es una gran historia, son las actuaciones las que sostienen más fuertemente la película. Ambos actores con cambios físicos muy marcados: McConaughey nos tiene acostumbrados a su escultural cuerpo musculoso y de pronto tenemos un señor de pocos kilos y con un rostro demacrado y Jared Leto convertido en una absoluta mujer también con una flacura extrema y un semblante que destila enfermedad. Estas apariencias, podríamos decir que tienen mucha parte de responsabilidad a la hora de hacerlos ganadores del gran premio pero también es cierto que la cuota de emocionalidad y sensibilidad que le agregan al film no es menor. Y esto se torna muy importante en la medida en que el director se esfuerza por trasladar la experiencia de Ron hacia el espectador, a partir del uso de cámara, el sonido, el apelar a cuestiones tan básicas de la vida que nos tocan a todos, etc.
Lo interesante de este film es que no nos encontramos con una historia centrada en la enfermedad y sus inevitables sufrimientos; eso ese el telón de fondo de una caballeresca militancia en contra de las empresas farmacéuticas que se convierte en una militancia a favor de los derechos humanos y por ende a favor de la vida. La película en este sentido, también representa el cambio radical que se presenta en la vida de Ron Woodroof, en la que la enfermedad lo hace replantearse y cambiar sus paradigmas ideológicos, sus relaciones sociales y su rol en la vida, mientras nosotros asistimos a su intensa transformación en su lucha por no ser un conejillo de indias, sino una persona que intenta, por cualquier medio extender su vida.
Sorprendentemente, viniendo en Hollywood, esta no es una película que apele al morbo y a los golpes bajos, es una historia contada con una gran cuota de objetividad e historicidad. Sus personajes son estereotipados pero logran un efecto de realidad: el machista homofóbico que a partir de la enfermedad se ablanda, el travesti amigable y confianzudo que esconde su dolor, la doctora que va en contra de las macabras reglas de la medicina para ponerse en el bando de la humanidad y los médicos desgraciados que sólo buscan poder económico olvidando su función frente a la vida. Pero estos estereotipos sirven y hacen del film una denuncia y protesta a partir del relato de una vida que podría ser la de cualquiera. Aplausos a Dallas Buyers Club.
fuente: indiehoy