21:00 Madrid, zona de metropolitano, Madrid.
Si has hecho vida universitaria en la capital española te sonará de algo El Jhony (Colegio Mayor San Juan Evangelista), si alguna vez mostraste interés por músicos universales de las últimas décadas quizás te encontraste con Enrique Morente, y si te manifiestas cercano al indie español también te serán familiares al menos algunos de los rostros, voces, e instrumentos de los que forman Los Evangelistas, participantes a su vez de los míticos Lagartija Nick y Los Planetas.
El hall del auditorio ya olía a incienso, y un clima de emoción transportaba a los presentes como en un túnel del tiempo hasta el homenaje más cercano y creativo del que yo haya sido participe nunca en un acto público.
Al entrar en la sala se ve un escenario entre penumbras, todo teñido de una luz anaranjada producida por las decenas de velas encendidas que inundan el escenario por cada rincón, como si un ritual místico fuésemos a presenciar, algo que se intuía mágico.
Salen los músicos, un gran aplauso rompe el silencio y arrancan los primeros acordes. En las butacas, sentados y expectantes, fanáticos del gran desaparecido de la fiesta que lleva su nombre, amigos y familiares de todos los participantes, seguidores de los que están pisando el escenario, prensa, fotógrafos, residentes curiosos de “el Jhony” y algún “gafapasta” en busca de sensaciones.
No puedo relatar gran cosa más, pues todo lo que a continuación aconteció formó parte de un onírico momento, una consecución ascendente de temas profundos que, aunque no fueron pensados para convertirse en lo que sonó esta noche, sin duda trasgredieron más allá incluso de los versos y las notas. Guitarras eléctricas y una magistral percusión acompañaron con contundencia las creaciones ideadas por el genio de Albaycín.
Repertorio que en este directo ha cobrado la dimensión de la creación sobre la creación, la perfecta idea de lo que debiera entenderse del termino homenaje. Se podían sentir los escalofríos de filas enteras de butacas al escuchar En Un Sueño Viniste, o la grandilocuente versión de Donde Pones El Alma que ya suena a himno tras el primer segundo y el primer golpe de baqueta y bajo.
Un descanso de apenas 10 segundos nos permite ver que las velas siguen consumiéndose sobre la tarima del escenario, y mirar hacia arriba y los alrededores para descubrir como todo el mundo espera un retacito más, sin moverse ni una pizca mientras siguen aplaudiendo en el pequeño auditorio que tantas veces recibió los conciertos de Enrique Morente y sus colegas en épocas de protestas, de liberación del liberado arte, años que han ido pasando y han ido impregnando sus paredes de toda la energía que ahora rebota orgullosa de nuevo al sentir sus melodías reinterpretadas.
Y sale la banda, y Antonio dice “cómo se siente uno al ver a Carmen Linares pisar un escenario”. Ha llegado el momento de las colaboraciones que terminan por poner todos los pelos de la sala de punta. Estos músicos consiguen aunar lo que para muchos son estilos y escuelas diferentes, una misma manera de entender la música y una sola dirección en la que van todas las palabras que no sean cantadas. La emoción es palpable
Los Evangelistas transgreden y hacen una oda al placer por la música más visceral y se apoyan para uno de los temas en la imponente presencia y desgarro de Linares, que nos lanza un gancho al pretérito Omega , y en la dulzura de Soleá Morente. Psicodelia en estado puro fruto de la muestra del artista flamenco pasada por el ampli.
A la salida sólo se escuchaban “wow´s”, impresión generalizada que representa lo inefable tras un concierto no largo en extensión, concreto y de gran calidad.
El 7 de Marzo de 2012 Los Evangelistas y su trabajo Homenaje a Morente sonó enérgico y contundente, y respetó el onirismo y el minimalismo formal adecuado para hacer algo que no es pop, ni rock, ni flamenco, si no todo lo contrario, pop, rock, flamenco…
fuente: indielogia