Bon Jovi en Madrid: Antídoto musical contra la crisis pese a alejarse de la perfección

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Sensaciones encontradas tras la visita de Bon Jovi a Madrid. La actitud de los rockeros de New Jersey en el Vicente Calderón fue de matrícula de honor, pero el concierto fue musicalmente flojo durante sus primeros compases.

   La ausencia de Richie Sambora pesaba ya entre los fans antes del show y se hizo notar durante las 2 horas y 45 minutos del mismo, tanto en la guitarra como en los coros e incluso en el talkbox. Sin embargo, el detalle de los ‘precios amigo’ en solidaridad con el público español, que conllevó que la banda no cobrara por su actuación, provocó un ambiente realmente festivo que se mantuvo hasta el final y fue tremendamente emotivo en ciertos momentos.

   Y todo pese a un set list estándar que satisfizo de sobra a los menos versados en el grupo, presentes en el estadio animados por el bajo precio de las entradas, pero que dejó un sabor agridulce en algunos de los seguidores más exigentes y que más han girado junto a él, pues la publicidad que el propio Jon dio hace unos meses a este concierto propició expectativas de vivir algunas sorpresas durante la noche.

   El 27 de junio era la fecha marcada en el calendario para todos ellos y para The Rebels, que también telonearon a Bon Jovi en San Sebastián en 2011. A las diez de la noche, con las luces del impresionante Buick Electra que preside su escenario en este tour iluminando al público del Calderón -lleno hasta la bandera-, Jon y los suyos iniciaron su nueva conquista de España con ‘That’s What the Water Made Me’, un tema de su último disco, What About Now.

   Le siguió un clásico, ‘You Give Love A Bad Name’, con el público saltando e intentando mantener en alto las cartulinas del mosaico que los fans llevaban meses preparando. La pista se tiñó de rojo y amarillo, mientras que en una grada se formó el corazón y la daga de la banda y en la otra se podía leer «Gracias».

    Los brazos se mantuvieron en alto con ‘Raise Your Hands’, uno de los tradicionales momentos de «conexión», que Jon prolongó dando las «buenas tardes» a su «special familia» y agradeciéndole toda la amistad y el apoyo que les han brindado durante sus treinta años de carrera. «I’m with you, you’re with us», afirmaba el que algunos medios han llamado en los últimos días «el rockero solidario» antes de dar paso a la canción que marcó el inicio de la historia de Bon Jovi, ‘Runaway’.

   Siempre un chute de adrenalina, pero que en esta ocasión sonó más floja: faltaba la potencia de Sambora y su falsete. Phil X, que ya le sustituyó en la pasada gira, está sobrado de ganas pero se queda justo a la guitarra y, en parte porque le falta acoplarse al cien por cien y en parte por una mera cuestión sentimental, es incapaz de suplir la ausencia de The King Of Swing en sus solos. En efecto, son los solos de Richie, con su especial carisma, elegancia y sentimiento. Además, durante los primeros temas el sonido del grupo se escuchaba más débil, menos contundente que de costumbre: algo no encajaba, faltaba fuerza en los instrumentos.

   Tras ‘Lost Highway’ se corearon los «nanananana» de uno de los temas más queridos de los de New Jersey, ‘Born To Be My Baby’, rematado con los «oé» del público y del cantante, quien avisó: «No os emocionéis tanto, tenemos un largo camino por delante». Sonó a continuación el siempre efectivo ‘It’s My Life’, en especial para quienes conocían únicamente sus ‘hits’, con un Tico Torres pletórico marcando el ritmo. Y es que, ante la ausencia de Richie Sambora, tanto él como David Bryan tienen más protagonismo, algo que se nota incluso en las imágenes que aparecen en las pantallas.

   Después llegó el momento de ‘Because We Can’, el primer single del último álbum que en su momento provocó rechazo y simpatías a partes iguales, pero que a base de escucharlo se ha hecho un hueco definitivo entre todos los fans. ‘What About Now’ dejó indiferente al Calderón, que se levantó con ‘We Got It Goin’ On’ y ‘Keep The Faith’, con Jon a las maracas y contoneándose como de costumbre.

   Como contraste, trío romántico. ‘(You Want To) Make A Memory’ dio paso a una clásica, ‘Bed Of Roses’. Jon Bon Jovi cantó algunas frases de los dos últimos estribillos en castellano, lo que en Barcelona en 2011 fue una grata sorpresa y este jueves no tanto pero agradó igualmente, pese a que Jon se trabó con la letra.

   ‘In These Arms’ sonó bastante descafeinada, con las guitarras de Phil X y Bobby Bandiera sin alma y sin acierto. Acto seguido, otra de las habituales de los directos de los estadounidenses, ‘Captain Crash & The Beauty Queen From Mars’, que en España, por lo general, no gusta, se hace larga y corta el rimo. Algo parecido ocurre con ‘Who Says You Can’t Go Home’, cuyas notas llegaron al Calderón después de ‘We Weren’t Born To Follow’.

   ‘Rockin’ All Over The World’, una de las covers más queridas por Bon Jovi y por los fans, llevó de nuevo el rock con mayúsculas a la noche madrileña. ‘I’ll sleep when I’m dead’ no sólo es una canción, sino el lema de todos los que llenan los conciertos del grupo, dándose siempre en cuerpo y alma, igual que hizo este jueves Jon Bon Jovi, demostrando una vez más que es un gran ‘frontman’. Con su voz a un excelente nivel, repartiendo sonrisas por doquier e interactuando con el público, como cuando se paseó por una de las dos pasarelas, se envolvió en una bandera de España e interpretó así «vestido» ‘Bad Medicine’, una canción que siempre es una fiesta.

   ‘Love’s The Only Rule’ abrió los primeros bises. Un himno contenido de su anterior trabajo, The Circle (2010), que para los fans es una delicia escuchar en directo y que provocó otro momento de comunión musical cuando Jon, de nuevo en calidad de guía musical e incluso espiritual, pidió a los presentes que levantaran sus manos y creyeran. Pero el verdadero cántico, el que a todos emociona y el que todos esperan, la canción imprescindible, la letra que todos se saben en los directos de Bon Jovi es ‘Wanted Dead Or Alive’, con decenas de móviles iluminando el Calderón, como velas en la noche. Sin embargo, se notaba demasiado la ausencia de la guitarra de doble mástil de Richie, su voz profunda en los coros y su sombrero de ‘cowboy’. Dos preguntas sobrevolaban el estadio: ¿Por qué no está? ¿Cuándo volverá?

   Acto seguido, la banda dio paso a otro ‘hit’ de la última década, ‘Have a Nice Day’, con las caritas burlonas guiñándonos el ojo desde el Buick y con Jon enfundado en una camiseta de la selección española. «España 1 – Italia 0. Jugaremos la final con Brasil», anunciaba Jon desde el escenario hablando en plural, demostrando que se siente cómodo en España. Y el público le correspondió entonando a viva voz una canción atemporal,’Livin’ On A Prayer’, que Jon introdujo cantando su estribillo en acústico.

   Pero el concierto no terminó aquí. Tico Torres, de origen cubano, chocó la mano con Jon Bon Jovi, exhausto y arrodillado en el suelo, cogió el micro y dijo en español que nosotros amamos a la banda y ellos a nosotros, y que por eso iban a tocar un tema más, ‘Siempre’ (‘Always’), al que sumaron una petición de los fans: ‘These Days’, uno de los temas estrella del disco homónimo, muy querido por los fieles a la banda en nuestro país y que emocionó a muchos, pues les recuerda a tiempos mejores para Bon Jovi, con Richie entre sus filas y con un sonido más potente y perfecto.

   Eso sí, la entrega de Jon y los chicos de New Jersey cumplieron con su objetivo: hacernos olvidar durante un rato largo la crisis y mirar al futuro con algo de optimismo. Además, su pasión suplió algunas carencias que podrían haberse compensado también con sorpresas en el escenario. Muchos soñaban con un dúo de Jon con su paisano Bruce Springsteen, que actuó en Gijón en la víspera, o incluso con Joe Elliott, el cantante de Def Leppard, que estaba entre bambalinas (había cantado el día anterior en Madrid con Europe y Whitesnake) y con quien ya compartió escenario hace unos meses en Las Vegas.

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