El musical Amadeu ideado y dirigido por Albert Boadella, vuelve a los Teatros del Canal de Madrid desde el próximo 14 de abril hasta el 6 de mayo. Esta «provocación lírica», como la han definido algunos de los artistas del espectáculo, rememora la vida del compositor catalán Amadeo Vives desde una óptica con ritmos rockeros y poco frecuente para los habituados al mundo de la zarzuela. La función, dirigida musicalmente por los maestros Miguel Roa y Manuel Coves, cuenta con el mismo equipo que la puso en pie en enero de 2011 en este mismo espacio escénico, aunque con ciertos guiños a la actualidad. Así, está protagonizada por Antoni Comas (Vives), Raúl Fernández (Jordi) y Chema Ruiz (Jefe de redacción). Participan además como solistas los cantantes líricos Israel Lozano, Auxiliadora Toledano, Yolanda Marín, Joana Thome y Francisco Corujo. Junto a todos ellos el Coro y la JORCAM (Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid). Para Boadella, que se define «zarzuelero empedernido», este musical «no traiciona la vida de Amadeo Vives». Al contrario, intenta colocarse en su piel. La historia de este espectáculo comienza cuando un periódico de Barcelona encarga a un joven periodista aficionado al rock duro un artículo sobre el compositor de zarzuelas. El periodista, que considera la zarzuela como algo casposo y paleolítico, inicia una investigación sobre el personaje, del que no conocía su existencia, que le lleva a imaginarse de manera real la vida y obra de Vives. La idea del espectáculo se la dio a Boadella una serie de artículos publicados hace algunos años sobre los restos de Amadeo Vives y la necesidad de fondos para que se quedasen bajo la montaña de Montserrat. El director y autor de esta función asegura que la misma «no se verá en Cataluña» pues el Teatre Lliure «no tiene presupuesto para programarlo» a pesar de que era la intención de su director, Lluis Pasqual. Además, el musical recuerda «a un gran autor de composiciones carismáticas del mundo musical español, algo que parte de la sociedad y, sobre todo, de la Administración catalana, les cuesta entender», ha añadido.
LIQUIDAR EL «TALIBANISMO ARTÍSTICO»
Boadella recupera así este espectáculo que presenta «algunos cambios no esenciales pero que acaban de redondear la obra». «El teatro siempre ha sido para mi la realidad, mucho más imaginativa que cualquier ficción», apunta. En este sentido, su intención, más que provocar ha sido contar aquello que ve y piensa sobre las cosas y todo ello con el objetivo de «emocionar al espectador». Asimismo, Albert Boadella ha asegurado que ha intentado «liquidar el talibanismo artístico que hay en las artes» pues considera que la música «no tiene tiempo». El espectáculo no es otra cosa, en su opinión, que «un juego de seducción mutua entre protagonista y antagonista». «Se trata de dos generaciones distintas pero que van seduciéndose», dice. El actor Raúl Fernández (que encarna al joven periodista) da fe de ello en sus propias carnes. «A raíz de este espectáculo tengo una maravillosa bipolaridad musical», ha confesado. Para el tenor Israel Lozano esta es una «bonita provocación lírica, una propuesta más moderna que rompe esquemas y que le viene muy bien a la zarzuela». Por su parte, el maestro Miguel Roa considera que Amadeu plantea «un mosaico de las cosas de Vives y especialmente algo poco visto, la música golfa, números antológicos entre la picaresca y el verdismo de los viejos con las chicas, pero una música formalmente perfecta».