El trío británico Muse ha ofrecido este viernes en el Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona un vigorizante concierto de rock en el que han dado rienda suelta a sus delirios de grandeza con un fastuoso espectáculo escénico y lumínico que ha hecho enloquecer a los miles de fans con sus grandes éxitos y los nuevos temas del trabajo que presentaban, ‘The 2nd law’.
Un Olímpic con escasas plazas vacías –tiene un aforo de 54.000 personas sentadas– esperaba con ansias acumuladas la única actuación de las estrellas en España de su gira veraniega de estadios, amenizados por los teloneros You don’t know me, que están emergiendo en la escena madrileña, y el pop-rock americano de los mallorquines L.A.
Desde el momento en el que se han apagado los focos, el controvertido cabecilla Matthew Bellamy ha saludado con un escueto «Bona nit Barcelona» y han empezado a sonar los primeros acordes de ‘The 2nd Law: Unsustainable’ y ‘Supremacy’, la banda ha ido calentando los motores del show, que se ha desmadrado totalmente minutos después con ‘Supermassive Black Hole’ y el hit ‘Hysteria’.
La vertiginosa velocidad del concierto se ha aminorado después de alguna manera cuando ha llegado el turno a canciones menos conocidas de su último álbum de estudio, como ‘Follow me’, ‘Liquid state’ y ‘Animals’, durante la cual un banquero desquiciado ha lanzado montones de billetes al público hasta caer derrotado al suelo mientras sonaba la armónica que daba paso a ‘Knights of Cydonia’.
MEGALOMANÍA VISUAL Y MUSICAL
Muse ha vuelto a dejar el listón bien alto a nivel escénico con un despliegue de luminotecnia espectacular y una majestuosa pantalla recreando un amasijo de conductos conectados por un motor central que bombeaba ondas de energía expulsadas en forma de llama a través de cinco chimeneas cada vez que Matt, Chris y Dominic llegaban al clímax musical; mientras una presentadora lanzaba mensajes apocalípticos, marca de la casa, durante las pausas.
Bellamy no ha escatimado esfuerzos y ha puesto su potente voz y maestría con la guitarra al servicio de una masa ya entregada, que se ha dejado llevar con viejos clásicos como ‘Time is running out’ o la melódica balada ‘Blackout’, ambientada con las piruetas de una bailarina colgada de un globo aerostático en forma de bombilla que sobrevolaba el público plácidamente, generando uno de esos momentos de comunión colectiva que sólo la música en directo es capaz de provocar.
Ya enfilando el fin del show, los de Devon se han acabado de meter el público en el bolsillo con una batería de temazos como el colorido ‘Madness’, uno de sus últimos singles, y ‘Undisclosed desires’, para el que el cantante ha bajado a la pista con una bandera española que ha provocado algún que otro abucheo, ensordecido poco después por el sonoro aplauso de los fans cuando el vocalista se ha puesto una camiseta del Barça en la cabeza.
El grupo ha reaparecido aún con más energía tras el primer bis para extasiar a los presentes con el derroche de guitarra de ‘Plug in Baby’ y la épica desmedida de ‘Survival’, canción oficial de las Olimpiadas de Londres de 2012.
El terremoto causado por ‘Uprising’ y su ejército de puños alzados ha abierto una segunda tanda de bises que han finiquitado la sesión con el himno positivista ‘Starlight’, un perfecto broche final a dos horas de impetuoso rock de estadio que han ratificado a Muse como una de las mejores bandas del planeta.