Free Fall – Power And Volume

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Power And Volume de Free Fall es el debut resultante de la inquietud personal de Mattias Berjed, el guitarrista de The Soundtrack Of Our Lives, por formar un cuarteto clásico: guitarra, bajo, batería y voz. No menos clásico es el estilo, de reminiscencias a Woodstock, a los riffs más secos de Jimi Hendrix, los primerizos Deep Purple, los Zeppelin blueseros y el hard clásico de Bad Company o Free. Lo curioso es que el álbum salió hace un mes, en pleno 2013, y parece que haya llegado hasta aquí montado en un DeLorean.

Podemos suponer que Berjed se cansara de la psicodelia alternativa de su banda original. Más fácil de entender se hace, de esta forma, lo directo que suena Power And Volume. Una base rítmica metronómica, a lo AC/DC, de bajo potente y batería más seca que la arena desértica. Guitarras que suenan grabadas en garaje, y voz estridente, pero no se confundan. Kim Fransson suena tanto a Bonn Scott -en “Power And Volume” o “Top Of The World”- como a Paul Rodgers cuando se lo propone – “Free Fall” o “World Domination lo atestiguan bien-. Así, Free Fall se escapan del saco de clones de los australianos para colarse en el de los reavivantes del rock setentero. Además, bajo el manto de Nuclear Blast Records comparten incluso sello con sus paisanos Graveyard, en un estilo más sencillo.

La banda de Berjed huye en Power And Volume de las complejidades de los Zeppelin psicodélicos -dándole una mínima cavidad a ese aspecto en “Attila”- y se resguardan en la seguridad de un blues rock potente, áspero y sudoroso, aderezado con melodías la mar de divertidas. Con algunos ritmos tan pesados que, si no se andan con cuidado, queridos lectores, podrán sufrir lesiones de columna – “World Domination” pide a gritos head-banding, tal como lo hace “Midnight Vulture”-, el álbum pasa volando, aun sin aportar novedades que dejen boquiabierto a ningún rockero que se precie.

Los puntos fuertes de Power And Volumen son su tracklist y su potente sonido. Recordando lo importante que considero el concepto de los larga duración, este álbum se sostiene sobre diez canciones que se extienden a lo largo de menos de cincuenta minutos, dos caras de un antiguo LP. Cincuenta minutos de rock n’ roll clásico, del que sirve para conducir, limpiar o viajar en el transporte público, del que te alegra el día y te incita a no pensar. La duración justa para no aburrir, la que pide una segunda escucha. Diez cortes cuya escucha finaliza por todo lo alto con un corte acelerado llamado “Meat”. Una decena de composiciones que dejan gusto a postes eléctricos en el paladar, un sonido tan áspero como la madera y enérgico como los cables de alta tensión. Un álbum temporalmente fuera de lugar que resulta adictivo.

Y, por supuesto, un disco que, como las producciones de los setenta, está pensado para el directo, a medida de escenarios, muros de amplificadores y wattios por doquier. En España estamos de suerte, y es que podremos comprobar qué tal se defiende la banda en directo abriendo para los doomers Orchid y los sabbathicos Witchcraft en las siguientes fechas:

  • 9 de mayo: Razzmatazz 3 (Barcelona)
  • 10 de mayo: El Sol (Madrid)

Las entradas para el concierto de Madrid y Barcelona ya están disponibles.

Escucha Power And Volume en Spotify:

fuente: cucharasonica

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