El cantautor rock barcelonés afina puntería en su cuarto trabajo. Lo canalla convive ahora con lo reflexivo y le saca gemas musicales a las relaciones cotidianas, de las que celebra sus victorias y sus derrotas. Hay que dejarse llevar por la magia de «Bobo», «Amores binarios», «Estupenda», «En tí», «Estrella del shock» o «Follón kilombo»… y comprobar que son, simplemente, irresistibles. Como siempre, Pons refulge como autor de ingenio y picaresca: que ofrece la luna como si latiese en él, que antes prefiere ser vende-motos que paga-fantas. Rafa Pons es como un Ulises atado a su canción, única defensa ante los cantos de sirena. Y sí, escribe esencialmente sobre ellas, pero para ellos y ellas, por lo que resulta fácil querer ser personaje de una de sus nuevos temas.
«Disimula es fresco, dinámico y variado, no obstante engaña un poco, por eso el título. Es más oscuro y duro en sus textos de lo que parece tras una primera escucha». A las palabras de Rafa Pons cabe añadir que no más de una escucha va a necesitar el oyente para caer rendido ante el disco: sus canciones irradian magnetismo, con unas letras brillantes y los efusivos y contagiosos estribillos de un trovador que apuesta a sentir, a arrancarse la piel, a saber cantarle al corazón, con su juego eterno y laberíntico.
Es lo suyo sólido rock de deje norteamericano, socarrón y pegadizo, que a ratos huele a country y que a ratos, si es necesario, sabe derretirse en sentidas baladas. Rafa Pons circula por esa carretera del rock que nació dylanita y se expandió por la costa del Mediterráneo, la misma senda por la que transita Sabina, Lichis, Daniel Higiénico y Kiko Veneno, en un carril paralelo al de Marwan y al de Luís Ramiro (cantautores estos últimos con los que además de escenarios comparte editorial, el recién editado libro de Pons se titula A cuento de nada).
Tras Mal te veo (2007), Insisto (2009) y Persona, animal o cosa (2010) Rafa Pons ha dado un paso adelante con Disimula y su ingeniosa y aditiva sinceridad de calle y beso.